La dorada es un pescado de los grandes del mar. Es un pescado de los denominados blancos, con poca grasa, de cuerpo ovalado, cabeza grande con una banda de color dorado arriba de los ojos (por eso el nombre de dorada), unos dientes pequeños pero muy duros capaces de triturar el caparazón de una ostra. Así se alimenta de crustáceos, moluscos, algas... una alimentación que le dá un gran sabor a la carne. Hoy en día se pueden conseguir a buen precio por su cultivo en granjas o viveros, pero este cultivo no es nada moderno pues en la época romana ya se inició este cultivo y otras variedades de pescados. Como sospechamos la diferencia de sabor de una dorada salvaje o de vivero es abismal, pero el precio de la dorada salvaje no es tan asequible.
Pero vamos a la receta y suerte la mía que las dos doradas son salvajes y las vamos a disfrutar a tope.
Ingredientes 2 personas
2 doradas de ración
1 cebolla grande
2 patatas hermosas
1 pimiento verde
2 dientes de ajo
1 vaso de vino blanco
Sal
Aceite de oliva
Tomamos una sartén o paella donde nos acomoden bien las doradas. Con
un poco de aceite vamos a dorar los dos dientes de ajo. Sal a las
doradas y si os gusta también un poco de pimienta. Hacemos unos
ligeros cortes con el cuchillo para que en el horno penetre mejor el
calor en el pescado. Doramos a fuego fuerte la piel. Reservar.
En ese aceite marcamos las patatas a rodajas por las dos caras y las
vamos depositando en una bandeja de horno.
Ahora es el turno de
seguir con la cebolla y el pimiento. Tampoco hace falta que esté muy
echa y se distribuye en la placa de horno por encima de las patatas.
Sobre este lecho colocamos las doradas.
El horno previamente lo tenemos precalentado a 180º.
Vertimos el vaso de vino sobre las doradas y al horno. Más o menos
entre 15 y 20 minutos según nos guste más o menos echo el pescado
está a punto para disfrutarlo.
Que aproveche.
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